El conocimiento de las características de comportamiento y fortalezas que son pertinentes a las mujeres emprendedoras exitosas permitirá conocer a priori las dimensiones del espíritu emprendedor que deberían desarrollarse y fortalecerse con el fin de alcanzar la gestación y consolidación de nuevos emprendimientos correlacionados a una mayor participación de la mujer en el mundo empresarial.
El crecimiento de mujeres emprendedoras es una tendencia que desde unos años atrae a toda la sociedad. En definitiva, la nueva ola de mujeres ejecutivas-empresarias y emprendedoras es cada vez mayor. Hoy, el 50% de quienes ingresan a las aulas son mujeres, proporción que también se mantiene en carreras relacionadas con los negocios.
En el caso de Argentina, cada año aumenta el número de mujeres que deciden emprender en negocios que les permite desarrollarse como profesionales y como seres humanos, esto se debe a que en el ámbito laboral convencional no consiguieron el apoyo que buscaban ni menos el respeto y valoración que merecen, es por esta causa que mucha decidieron no rendirse y continuar su camino siendo mujeres emprendedoras y exitosas.
Una dulce tradición
Casos exitosos encontramos cada día, gracias a la tecnología es más fácil poder descubrir que existen personas que son capaces de arriesgar a pesar de las circunstancias por cumplir un sueño y convertirlo en una realidad que alegre muchas personas a la vez.
Tal es el caso de Cristina y Ana María, dos mujeres argentinas, hijas de Abrascha Benski, un inmigrante Ruso que instaló una tintorería industrial, hasta que retomó su vocación por el chocolate, pero combinado con el dulce de leche, que fue el origen de los Cabsha. La historia del Cabsha es un caso de negocios en sí mismo, ya que la golosina tiene tanta personalidad que sobrevivió a varios cambios de manos desde que su fundador la vendió en 1984.
Hoy día sus dos herederas Cristina, más conocida como Dadi, y la artista plástica Ana María “Kuki”, decidieron continuar con la tradición de su padre, pero antes de que eso sucediera, tuvieron que pasar primero por varias situaciones.
“Hace unos años estábamos haciendo trufas y mi hija me comenta que quería empezar a hacer chocolate nuevamente, como hacía su abuelo. Mi padre ya me había dicho en su momento que quería vender Cabsha y armar una chocolatería. La idea era que empezáramos desde cero, pero ese proyecto había quedado trunco tras su fallecimiento”, así lo manifestó Dadi a un diario de la región cuando se conoció su historia
“Cuando Federica, mi hija, me plantea fundar una chocolatería fue como retomar aquel proyecto. ¡Imaginate! Mi papá fallece cuando yo tenía treinta años, y yo por ese entonces era muy bohemia, estudiaba arte, nada que ver con los negocios. Cuando mi papá me dijo ocúpense ustedes de Cabsha, le dije que no. Me dediqué a la pintura y a la fotografía, pero cuando mi hija me vino con su propuesta me pareció que era como un juego. Si alguien me hubiese dicho que Vasalissa iba a crecer tanto, también, hubiera dicho que no.”
Y fue así como aquel sueño de madre e hija se convirtió en una realidad llamada Vasalissa, una chocolatería que lleva el nombre de un cuento infantil ruso que Federica solía narrarle a su hija de pequeña, con una inversión inicial de US$200.000.
Dadi comenta que el origen de Vasalissa es un homenaje a su papá. “Había sido su idea y yo tenía que poner sus valores”. Madre e hija empezaron de forma artesanal. “Armábamos las cajas nosotros, le sacábamos fotos, y cuando vimos que a nuestros amigos les gustaba, abrimos el primer local en Martínez en el año 2006. Lo único que compramos fue una templadora”, cuenta Dadi.
Actualmente la chocolatería Vasalissa cuenta con 25 empleados y una facturación anual de $40 millones. Manejan seis y planean abrir su primera fábrica en el exterior, en Miami, con una inversión inicial de US$2 millones.